lunes, 10 de diciembre de 2012

Villa de El Tiemblo (Ávila)

Acogedora y con mucho encanto por sus numerosos manantiales, arroyos y gargantas que vierten sus aguas al río Alberche. Situado en la vertiente septentrional de la Sierra de Gredos, entre el embalse de El Burguillo y el embalse de San Juan, a los pies de El Charco del Cura. 

Ermita de San Antonio de Padua
 Ermita de San Antonio de Padua.- Dedicada al patrón de la villa. Es de estilo barroco, finales del siglo XVIII y principios del XIX. Rodeada por una balaustrada que enmarca la fachada principal.
Iglesia parroquial

Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Asunción.- Construida en el siglo XVI en estilo gótico isabelino. La torre es el del siglo XV. Consta de tres naves con arcos que descansan sobre columnas. Laterales y presbiterio están rematados por bóvedas de crucería.
El Castañar
Horno de las tinajas

El Castañar.-  Maravilloso paraje con sus bosques, robles, pinos y castaños. 

Horno de las tinajas.- Construidas en el siglo XIX, son únicas, en la provincia de Ávila.

Ayuntamiento
Ayuntamiento.- La inscripción en la fachada dice: “Reinando Carlos III, se hizo esta obra a costa de los propios de esta villa. Año 1778”. Sobre ella el escudo de la villa y el campanario con su reloj.

Toros de Guisando.- Mención especial. Conjunto escultórico vetón enclavado en un prado. Son cuatro toros o verracos de granito que se hallan costado contra costado formando una línea en dirección norte-sur y todas ellas mirando hacia el oeste, a la loma del Cerro de Guisando. A sus espaldas el arroyo Tórtolas. Se cree que datan aproximadamente del siglo II, a. de C., siglo arriba, siglo abajo.
Toros de Guisando
Los vetones fueron un pueblo prerromano de cultura celta que vivieron al oeste de la Península Ibérica, entre los ríos Duero y Tajo. Hoy provincias de Ávila, Cáceres, Salamanca, Toledo y Zamora. Sus asentamientos denotan que la ganadería era una de las actividades económicas más importantes. 
Toros de Guisando
Estos verracos están situados en una antigua venta juradera. Allí fue jurada la sucesora del trono de Castilla. En uno de los muros del recinto se puede leer la siguiente inscripción: “En este lugar fue jurada Doña Isabel la Católica por princesa y legítima heredera de los reinos de Castilla y León. El 19 de septiembre de 1468”.
Nos cuenta la historia que Doña Isabel se dirigió a Cebreros, acompañada por el arzobispo de Toledo,  y los obispos de Burgos y Coria, más doscientas lanzas y desde esta localidad partió para Toros de Guisando. Don Enrique de Trastamara, rey y hermano de Isabel, vino al mismo lugar acompañado por el marqués de Villena, el arzobispo de Sevilla y los condes de Plasencia, Benavente, Miranda y Osorno, con mil trescientos de a caballo. Se acercaron unos a otros. Y Don Enrique, en presencia de todos los grandes, juró que la legítima sucesión correspondía a Doña Isabel, y que daba “por vano y ninguno” el juramento hecho a Doña Juana, “hija de la reina Doña Juana”. Siguió a la jura como princesa heredera de Doña Isabel, al aire libre, con gran sonido de trompetas y gran solemnidad de todos los grandes que estaban allí, que la juraron por sí y por los ausentes, y por los tres estados…   
Isabel I




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