Nos
encaminamos a una insólita realidad
un
punto de partida hacia una nueva normalidad
tan
nombrada y acuñada estos días.
Todavía
con el miedo adherido a nuestros poros,
con
la emoción contenida de ver a nuestros seres queridos,
con
la preocupación de un futuro incierto para muchos,
y
la tristeza doliente por la pérdida de tantas vidas humanas.
Poco
a poco vamos recobrando la compostura,
alegría
de volver a pisar las calles,
los
parques y los caminos,
saludar
a la dependienta del herbolario,
tomar
un café en el bar de la esquina,
deambular
por las calzadas
llenar
los parques de risas,
y
dejar atrás tan cruel pesadilla.
Los
geles y las mascarillas
hoy
siempre en las mochilas,
ausencia
de abrazos y caricias,
mantener
las distancias reglamentarías.
Un
estado de atención se respira en el ambiente,
sabiendo
que el virus entre nosotros cohabita,
esperando
cualquier pequeño despiste,
para
alojarse en nuestras vidas.
© Sol Cerrato
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