Además
de una golosina, la almendra tiene leyendas.
Una de ellas, la griega,
simboliza la fuerza impetuosa de la juventud y el amor eterno. Se dice que Demofonte
se enamoró perdidamente de Phyllis princesa de Tracia y le propuso
matrimonio, pero antes de la ceremonia el padre de este falleció y él debió
volver a Atenas, jurando a la princesa amor eterno y prometiendo
volver para casarse. Transcurrido un tiempo, Phyllis creyó que su amado no volvería
y se quitó la vida.
Los dioses conmovidos por este
acto de amor convirtieron su cuerpo sin vida en un árbol de almendro y
cuando finalmente Demofonte volvió, solo pudo acariciar la corteza de su amada
y ofrecer un sacrificio al almendro en nombre de su amor, a lo que la princesa
convertida en árbol respondió floreciendo de repente sin dar tiempo a
que las hojas brotasen.
También tiene una gran fuerza
simbólica. Por ser un árbol que florece en invierno parece estar
cuidando a los demás hasta la llegada de la primavera. En varios pasajes de la Biblia
se compara el árbol con la constante presencia de Dios.
Hay una tradición en la que se
regala a los invitados de boda un detalle dulce como agradecimiento por su
presencia: una bolsita con 5 almendras que representan cada uno de
los deseos de la pareja: amor, salud, felicidad, fertilidad y una larga vida
juntos.
Ingredientes
1 taza de almendras
1 taza de pan desmenuzado
1 taza de pimiento rojo en dados
1 rama de apio picada
1 o 2 dientes de ajo (al gusto)
½ cucharadita de tomillo
1 cucharada de cebollino fresco, picado
Perejil
Aceite de oliva
Zumo de limón
Sal y agua
Preparación
En una batidora muele las almendras, mezcla el polvo de
almendras con el pan, echa en la batidora los demás ingredientes.
En un molde vierte todo y apriétalo bien. Cubre y deja
reposar en la nevera durante al menos una hora antes de servir.
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